martes, 4 de noviembre de 2008

ADA SALAS PARTICIPA EN EL AULA JOSÉ MARÍA VALVERDE LOS DÍAS 6 Y 7 DE NOVIEMBRE EN CÁCERES




“Vivir es una huella".
Ada Salas nace en Cáceres en 1965. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Extremadura y en la actualidad comparte su oficio de poeta con el de profesora de Enseñanza Secundaria. En 1987 recibe el Premio «Juan Manuel Rozas» de poesía con Arte y memoria del inocente (Cáceres, 1988). Su libro Variaciones en blanco (Hiperión, 1994) obtuvo el IX Premio de poesía «Hiperión». En 1997 publica La sed, y en el 2003 Lugar de la derrota, ambos también en Hiperión. Su obra ha sido recogida en diversas antologías como Ellas toman la palabra (Hiperión, 1997), Poesía española reciente (1980-2000) (Cátedra, 2001) y La otra joven poesía española (Igitur, 2003). En 2008 ha publicado Esto no es silencio (premio Ricardo Molina).




HAY LIBROS QUE SE ESCRIBEN SOBRE LA CARNE MISMA…
Hay libros que se escriben sobre la carne misma.


Son esas cicatrices que nos hablan


y sangran


cuando el tiempo se rinde a su derrota


un puñado de signos que apenas


comprendemos
y eran el beso intacto de la vida.
La sed, 1997.




A Qué Región...
A qué región me llegaré a buscarte


ahora que reposas a mi lado


en forma de deseo


hombre


cuya belleza apenas


conocía. Cada día me ciñe


su cilicio de ausencia.


Me has herido de vida desde toda


tu muerte


y no hay sueño bastante a tu vacío.




La Casa...
La casa que abrigó tu corazón


será una ruina. Furtivos


en la noche


la habéis abandonado.


Oscura en el jardín la tierra removida.


Quise


decir traición


y dije llanto.




Te Has Ido...


Te has ido como el sol.


Una boca de tierra


te había comulgado.


Luego sólo la llama enmudecida.




UNA MIRADA


que disuelva


con paciencia y con método


el edificio azul de la memoria.


Una mano que arranque.


Carne.


Carne sólo


aunque mísera. Que el día sea real -un paisaje real


sin el espejo incierto de los símbolos-


y que el frío


-este frío que encoge


la ciudad


hasta darle el tamaño


preciso


de mi casa-


sea sólo la llaga que recuerde a los hombres


su cuerpo de animales


ateridos.


(Del libro Esto no es el silencio, Premio Ciudad de Córdoba "Ricardo Molina", Madrid, Hiperión, 2008.)

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